Organizo eventos de forma profesional y amateur desde que tengo recuerdo. Ya en mi más tierna infancia disfrutaba como una enana cuando me tocaba elegir a los grupos y actuaciones que participarían en los festivales del colegio, cuando hacíamos la escaleta y el guion.

Como en otros aspectos de la vida, nunca fui consciente de la representación igualitaria de mujeres y hombres en los eventos hasta muchos años y muchos eventos más tarde. De hecho, no fui consciente hasta después de haber organizado el primer Urban Sare en 2010. No ser consciente no significa que en los eventos que había organizado hasta entonces no hubiera mujeres. Significa que no las buscaba de forma activa y, por lo tanto, siempre me salían eventos con una proporción bastante mayor de hombres que de mujeres, sin representatividad real.

¿Por qué?

Pues por varios motivos, pero creo que dos son los principales: el primero es cultural y el segundo es el sesgo cognitivo. Tendemos a acordarnos primero de aquellos a quienes consideramos buenos profesionales o buenos oradores… y nuestro sesgo cognitivo nos dice que esos “mejores” profesionales y oradores son hombres.

Pero al sesgo cognitivo se le puede engañar y al cultural se le puede educar.

“Llamé a tres mujeres y las tres me dijeron que no”

Hace justo un año, en 2018, escribía sobre este tema en el blog Doce Miradas.
Que no te digo que tres mujeres o siete te hayan dicho que no. A mí también me han dicho que no muchas mujeres. Incluso a algunas las he tenido que convencer y ayudar con sus ponencias porque pensaban que no iban a ser capaces (y luego, por supuesto, no solo fueron capaces sino que se dieron cuenta de su valía). Me han dicho que no con rotundidad y ¿qué he hecho? Pues buscar alternativas solamente pensando en mujeres sustitutas. Y no creerás lo que pasó después…

  • Que he conocido a decenas de mujeres increíbles, por estos rebotes carambolescos, que no solo han enriquecido mis eventos hasta límites que yo no hubiera imaginado.
  • Que las mujeres que no son tan conocidas como algunos de sus homólogos hombres son tan buenas o más que ellos.
  • Que las mujeres que al final participaron nos agradecieron su propia participación en los eventos y nos apoyaron en su difusión y vinieron a verlas sus amistades y familiares, como si fuera un acontecimiento extraordinario (que, sin duda, lo era).
  • Que cuanto más diverso es el evento, más variadas las opiniones y puntos de vista y mayor calidad tiene el evento.

¿Y cómo hay que hacerlo?

Como digo, asegurar la igualdad en los eventos es muy sencillo. Mucho más de lo que parece. Solo hay que cambiar el paradigma propio. Es un proceso que lleva tiempo, años incluso, pero que una vez que se interioriza te sorprende lo sencillo que resulta tener a mujeres en la mente.

Yo te diría que empieces con una búsqueda sencilla en medios minoritarios de tu entorno o del entorno en el que estés buscando speaker. ¿Por qué minoritarios? Porque normalmente los mayoritarios hablan de lo mainstream y no son la mejor opción para buscar si quieres salirte de “lo de siempre”.

  • Pregunta a conocidos, a amigos, a colegas de trabajo. Siempre son una opción estupenda y, como están en tu primer círculo de contactos y te conocen, sabrán decirte alguien o dónde puedes buscar.
  • Busca en las redes sociales. No hace falta que pongas un anuncio por palabras, pero seguramente tus contactos tienen una visión que tú no tienes. Pregunta.
  • Busca en asociaciones de mujeres empresarias, en asociaciones de otros tipos, que suelen tener escaparates de socios/socias, en universidades y otras instituciones.
  • Lee la prensa con otros ojos. En vez de mirar, ve. Tira de los hilos y síguelos, a ver dónde te llevan.

En la próxima edición de TEDxVitoriaGasteiz vamos a tener 12 mujeres sobre el escenario. Será el evento donde tendremos más mujeres. De hecho vamos a tener 5 más que hombres. Aunque siempre hemos sido igualitarios, es cierto que algún año nos costaba encontrar esa igualdad, pero algo hizo clic en nuestras mentes y ya en la edición de 2019 hemos tenido mayoría femenina y es muy probable que sigamos así en el futuro. Y lo es porque hay mujeres con grandes ideas sin explorar, sin explotar, y también porque, en mi experiencia, son menos reticentes a pasar por el proceso de preparación de charla que exigimos a nuestros speakers. Dice Espido Freire que las mujeres nos esforzamos y trabajamos muchísimo para ser más brillantes que cualquier hombre. Pocas mujeres profesionales nos permitimos la mediocridad. Esto tiene muchísimo que ver con el síndrome de la impostora que tan bien describe Lorena Fernández en su charla TEDx, La increíble mujer invisible.
Nos autoboicoteamos hasta llegar a niveles de perfección que son casi inalcanzables y ni siquiera cuando los alcanzamos pensamos que estamos a la altura. Pero no es así. Cuando salimos de ese bucle o cuando trabajamos con otras mujeres, vemos el esfuerzo y vemos la valía.

Así que os invito a buscar y a tener los ojos abiertos y las orejas abiertas y, sobre todo, la mente abierta. Os invito a explorar, a encontrar y a no poner excusas. Es tiempo de cambiar el paradigma y está en nuestras manos.

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